martes, 14 de diciembre de 2010

Elección Capítulo 22

La mayoría de la gente se levanta emocionada el día de mi cumpleaños, pero a mi sin embargo me resultaba bastante indiferente el día de hoy, es más, un impedimento para no poder estar con Dylan hoy mismo. Se supone que alguien en su cumpleaños hace lo que quiere, porque es su día, pero yo en realidad estaba intentando estar con Margot el día de su cumpleaños. Me hubiese ido hoy mismo de no ser por ella, se que lo hizo con la mejor de sus intenciones, y que en realidad la hubiera dado igual si hubiera decidido irme hoy mismo, pero en el fondo, se sentiría mal. Así que me desperté pensando en que el día acabase pronto para mañana coger el primer vuelo que saliera. Me levanté de la cama, y me encontré en la mesita de noche un sobre que llevaba mi nombre puesto. Lo abrí y empecé a leer.
“Te espero en el lago a las 12:00, se puntual.”
Y no había nada más. ¿De quién era? No lo sabía, pero debía ir si quería averiguarlo. Dejé la nota en la mesilla y bajé a la cocina, donde, con total seguridad estaría Margot.
-¡Felicidades!- dijimos a la vez, como hacíamos cada año.
-¿Qué tal has dormido? Recuerda que hoy hay fiesta.
-Bien, estoy deseando que pase ya este día.
-¿Por qué? Es nuestro cumpleaños.
-Porque mañana me voy a coger un vuelo para ver a Dylan.
-Bueno al menos disfruta del día ¿vale? Una no cumple 18 años todos los días.
Desayunamos y yo me subí a prepararme para ir al lago si quería ser puntual. La duda de quién podía ser me comía por dentro, no me gustaba la intriga, y aunque no me daba muy buena espina, sabía que tenía que ir. Iba a salir a la calle, cuando vi a Margot que también iba a salir.
-¿Te vas?
-Sí, Olivia ha planeado que me vaya con Marcos toda la mañana para ella así poder preparar la casa para la fiesta. ¿Y tú dónde vas?
-¿La nota ha sido suya?
-¿Qué nota?
-Nada déjalo, me voy al lago, no se si volveré antes de la cuenta.
-No creo que Olivia te deje, bueno, luego nos vemos.
-Adiós.
Bueno, el día de cumpleaños junto a Margot no estaba pasando como esperaba, pero probablemente era esa la clave, nada sucedía como yo me esperaba, siempre había alguna sorpresa escondida por alguna parte, ya fuera mala o buena. Llegué al lago con el tiempo justo, pero no había nadie. Me quedé allí de pie mirando al lago, esperando a quien escribió la nota, que de un momento a otro debía de aparecer. Empecé a oír pisadas, y me replanteé si venir había sido lo mejor. El corazón me latía con fuerza por el miedo y la duda. De repente alguien me agarró por la cintura.
-Felicidades-me susurró al oído. No hacía falta que me girase para ver su cara, sabía perfectamente quien era con solo oír su voz. Así que me giré y le abracé con todas mis fuerzas.
-Te he echado tanto de menos…-le susurré
-Y yo a ti.
-Te dije que no vinieras, mañana iba a coger un vuelo hacia allí yo, no quiero que te gastes dinero en venir a verme.
-Pero yo si quiero. Te echaba muchísimo de menos, no puedo estar separado de ti tanto tiempo, te necesitaba.
-Eso no es justificación, tú ya has venido aquí dos veces y yo no, lo justo sería que yo fuera.
-¿Y que importa lo justo si podemos volver a estar juntos?
-Llevas razón.- Y le besé como si nada más me importase en ese momento que él, que siguió el beso encantado.
-Entonces vendrás a la fiesta ¿no? No me gustaría que te perdieras mi 18 cumpleaños.
-Por nada del mundo me lo perdería. Además te e traído un regalo.
-No hacía falta que te gastaras más dinero.
-Si que hacía falta, es tu cumpleaños.
-Bueno, ¿nos vamos a casa?
-No, podríamos quedarnos aquí…
-¿Por qué?
-Porque Olivia esta preparando la fiesta, y yo quería ayudar de alguna forma, así que me dijo que te sacara de casa.
-¿Qué? ¿Sabe que has venido?
-Yo ya tenía pensado venir para tu cumpleaños, pero ella me llamó hace un par de semanas diciéndome que viniera.
-Siempre soy la última en enterarme de todo…
-No, Margot tampoco lo sabe.
-¿Esta vez también era una sorpresa?
-Sí. Bueno si quieres ir a algún sitio más calentito porque no vamos a la cafetería de la última vez?
-No se si es muy buena idea…
-¿Por qué?
-Seguro que Alan estará allí.
-Pues perfecto, así le conoceré.
-¿No… no te molesta?
-Haber Allison… no se como explicártelo. Sí, todavía estoy celoso de él, pero no quiero impedir que tengas amigos aquí, no quiero que hagas sacrificios por mi. Si es tu amigo lo aceptó.-sabía el esfuerzo que le costaba decirme esto, pero lo hacía por mi, costase lo que costase.
-No se que he hecho para merecerte.
-Ser tú.- Y nos volvimos a besar. De verdad le había echado mucho de menos, ojala este momento durara eternamente y no se tuviera que marchar, o yo me pudiera ir con él. De repente oímos un carraspeo de garganta. Nos separamos y me giré para ver quien estaba detrás.
-¿Cuándo me pensabas contar que estabas aquí?- preguntó Margot a Dylan. Al parecer había dejado su antiguo amor por él a un lado para ser simplemente su amiga, y eso me alegraba.
-¡Felicidades!- dijo Dylan abrazándola.
-No te intentes escaquear y responde.-respondió alejándose.
-Era una sorpresa, no solo para Allison claro. Además, Olivia me dijo que no os contase nada si quería mantener a Allison fuera de la casa.
-Estando tú aquí dudo que se quisiera alejar de tu lado. Y bueno…¿ hasta que hora nos tenéis que tener prisioneras?- preguntó Margot.
-Por mí que sea todo el tiempo que ellos quieran.-dije mirando a Dylan.
-Si fuera así creo que no os soltaríamos nunca ¿verdad Marcos?- y Marcos asintió mirando a Margot.-Pero no es así, después de comer tenemos que ir a la fiesta.
-De verdad que no tengo ganas de ir.- dije
-Va a ser divertido ya verás.-me dijo Margot.- Se que preferirías estar a solas con Dylan el día de tu cumpleaños, pero debes estar en la fiesta.
-Lo se, tampoco quiero defraudar a Olivia.
-Bueno, ¿que tal si vamos a la cafetería y coméis algo?
-Vale.- dijimos las dos.
Nos comimos una hamburguesa y estuvimos dando una vuelta para hacer tiempo, puesto que los chicos no querían acercarse a nuestra casa, lo que a Margot a mi nos indicó que no sería una fiesta discreta precisamente. Pasado un rato, los chicos dijeron que ya estaría todo listo y debíamos volver.
La casa estaba totalmente decorada por fuera, con luces y adornos. Habían puesto una pancarta en la puerta en la que ponía felicidades. Entramos, y me quedé parada al ver quienes estaban dentro.

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