jueves, 23 de diciembre de 2010

Elección Capítulo 24

Recuperé la consciencia al cabo de un tiempo, no se bien cuanto. Estaba aturdida, abrí los ojos y escaneé la habitación en la que estaba, pero no la reconocía. Empecé a recordar lo que había pasado antes, pero no me encajaba estar encima de una cama cuando casi nos matan. Me incorporé, y descubrí una cama a mi lado. Sobre ella estaba Iker mirando al techo.
-¿Iker? ¿Qué hacemos aquí?- le pregunté.
-Shhhhhhh. Habla más bajito o nos descubrirán.
-¿De que hablas?- le dije en el tono más bajo que pude.
-Acabo de despertar hace un rato, e intentado escuchar, pero no se que pasa hay fuera, al parecer hay más habitaciones con más gente. Y yo que tú guardaría todo lo que no quieras que te quiten debajo de la cama.
-¿Por qué?
-Tú solo hazme caso.- Y así hice, en este asunto no estaba para pararme a pensar en que hacer y no. Guardé la pulsera que me regaló Dylan, y el colgante de las chicas, pero me dejé puesto el colgante que me dio Zoe el año pasado.
-¿Por qué crees que estamos aquí?- le pregunté.
-No tengo más idea que tú, estaba intentando defenderme del tío ese grande cuando llegó uno y me agarró el cuello por la espalda, en cuestión de segundos perdí el conocimiento y me e despertado aquí. No creo que sea muy diferente a lo que te ha pasado a ti. Desde entonces estoy intentando escuchar lo que pasa hay fuera, pero no dan ninguna pista.- intente ver a lo que se refería, pero yo no escuchaba nada. De repente Iker se puso tenso, y uno de los hombres que me había agarrado antes entró por la puerta.
-El jefe quiere veros, si no vais por las buenas iréis por las malas.
Sabíamos lo que significaba “ir por las malas” así que seguimos al hombre hasta una sala muy grande con un montón de gente. Nos paramos y el hombre se dio la vuelta, posando cada una de sus manos en uno de nosotros. En ese momento divisé a Dylan, agarrado del brazo por otro hombre. Quería ir hacia a él, pero supe que era mejor estar donde estaba. Mire al frente, y junto a Diego, había un hombre más viejo que cualquiera que estuviera en esa sala, que fue el que empezó ha hablar.
-Bueno, estamos aquí todos reunidos, aparte de para hacer el recuento de todos los días, para daros a conocer a las nuevas incorporaciones de este año.- dijo señalando con la mirada a los que estábamos al fondo, más alejados del resto.-Espero que seáis comprensivos con ellos, dado que no quieren estar aquí hacerles su estancia lo mejor posible.- todos estuvieron un rato en silencio, hasta que el hombre volvió ha hablar.- Os podéis marchar todos excepto vosotros.- dijo otra vez señalándonos con la mirada. Era imposible escapar de esta mirada, que parecía poder calvarte en el sitio.
La sala se fue vaciando hasta que solo quedamos nosotros. Se respiraba tensión en aquel ambiente, ninguno de nosotros sabía lo que nos podía pasar ahora, solo que ellos eran más fuertes, y por lo tanto, inútil huir sin ni siquiera saber donde estábamos.
-Desconocéis muchas cosas en esta vida, cosas que aquí os mostraremos. No penséis que esto es una cárcel, porque estáis aquí por vuestro bien, y con el paso del tiempo lo descubriréis. Os instalareis en las habitaciones del piso de arriba, se asignará una habitación compartida según lo que seáis. En algunas habrá más y en otras menos gente, pero al final os acostumbrareis a convivir entre iguales.- todos nos quedamos impresionados ante esa frase, ¿qué quería decir? Pero el hombre prosiguió, sabiendo que nadie le interrumpiría.- Por las mañanas daréis clases para conocer mejor a lo que os enfrentáis. Luego tendréis un par de horas libres por la tarde. Y bueno… esto es casi todo, solo me falta algo… Diego, ya sabes lo que tienes que hacer.
En ese momento Diego clavó la mirada en nosotros, empecé a notar como algo me presionaba la muñeca, pero en realidad no había nada. Cuando la presión cesó, apareció un brazalete plateado. Seguramente en mi cabeza se formulaba la misma pregunta que en la del resto, ¿cómo había aparecido allí? Volví a mirar a mí alrededor, pero Zoe y Alan no parecían sorprendidos. Cuando todos tuvimos los brazaletes, el hombre salió de la habitación. Sentí un alivio al no tenerlo allí conmigo, pero sabía que el peligro no había acabado aún. Pero Diego empezó ha hablar en su lugar.
-No penséis que vais a poder huir de aquí sin más, una vez estéis metidos en esto, no podréis salir. Os explico la distribución de las habitaciones. Según subáis las escaleras, habrá dos pasillos, derecha e izquierda. A la derecha iréis las brujas a la primera puerta. A la segunda los magos y a la tercera licántropos, metamorfos y todos los que seáis algo por el estilo. A la izquierda, primera puerta vampiros, segunda puerta semi-vampiros y última puerta inmortales. El resto a la puerta grande que separa las dos zonas. ¿Queda claro no? Imagino que todos sabréis donde tenéis que ir. Queda añadir que no os podéis quitar ese brazalete porque es imposible.
Hizo una pausa y nos miró a todos y cada uno de nosotros. No esperaba que todos mis amigos fueran algo más que humanos, y ese simple hecho me impresionó. Pero parecía que no éramos los únicos aquí. Fui la última a la que Diego clavó su mirada, inmediatamente miró el collar que me regaló Zoe.
-Dame el collar.- me replicó.
-No.- dije firmemente mientras que agarraba el collar con toda la fuerza que podía.
-Perfecto.- esa palabra me causó verdadero miedo, sobretodo cuando vi que iba hacia Annie, la agarraba del brazo y volvía a donde estaba antes con ella.- Ya te lo quité una vez, la única diferencia entre esa vez y ahora es el brazalete, así que me lo das o muere. Ella todavía es humana, se les debió de colar entre todos vosotros.- De repente apareció un cuchillo entre sus manos, y vi sus intenciones, así que me rendí, me quité el collar y se lo tendí.
-Buena chica. Pero eso no soluciona nada, tiene que morir.- Entonces clavó el cuchillo justo en el corazón de Annie, que cayó al suelo inconsciente. Pero Diego se fue, dejando a Annie allí tirada. Yo fui corriendo hacia ella y me tiré al suelo con ella. La quité el cuchillo, e intente tapar la herida con la mano, pero no dejaba de salir sangre. Todos se sentaron en el suelo a nuestro alrededor e intentaron ayudar en todo lo que pudieron.
-Dylan, no hace falta que sufras, vete está sangrando mucho.
-Puedo aguantarlo.- pero en su cara se veía el verdadero esfuerzo que le costaba estar allí. Emily estaba incluso peor que él, pero estaba allí porque ella era su amiga, si eran sus últimos momentos quería estar con ella.
-Por favor Dylan, tú a lo mejor puedes aguantarlo, pero Emily no, llévatela de aquí.
-No, yo quiero quedarme.
-Se lo que te cuesta, no quiero veros sufrir, haremos algo, seguro que podemos.
-¿Y a ti?- me preguntó Dylan preocupado- Ya no llevas el collar.
-Lo se, pero no es del todo inmediato. Todavía puedo aguantar, pero por favor iros.- Me miró y luego miró a Emily, la cogió del brazo y se fueron a su habitación.
-Voy a intentar algo.- dijo Zoe. Cerró los ojos y puso sus manos sobre la herida. La sangre se fue eliminando y los bordes de la herida se fueron cerrando.
-Eres…- pero no pude acabar la frase.
-Una bruja, si- dijo con esfuerzo en la voz.
Pero antes de que la herida estuviera cerrada del todo Zoe dejó caer las manos por el agotamiento.
-No puedo hacer nada más, estoy muy débil.- dijo agotada.
-Lo intentaré yo.-dijo Alan acercándose más a Annie. Sacó una varita de su bolsillo, formuló algo que nadie entendió y fue posando la varita sobre la herida. La herida esta vez se fue cerrando con mayor rapidez y precisión, pero una vez que estuvo curada, Annie seguía sin reaccionar. Le intentaron tomar el pulso, pero no tenía. La toqué y ya estaba fría como el hielo.
-A muerto, perdió demasiada sangre, no llegamos a tiempo.- dijo Alan. Todos empezamos a llorar ante esas palabras que no parecían ser ciertas. Nos negábamos a creer que la hubieran matado sin motivos, que ahora estuviera muerta. Habíamos hecho todo lo que habíamos podido, pero no pareció ser suficiente.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Elección Capítulo 23

-¡Felicidades!-dijeron todos. Las chicas vinieron hacía a mi a abrazarme.
-Te echábamos de menos Allison.
-Y yo a vosotras…No sabéis cuánto.
Habían puesto música y cada uno empezó ha hablar por su cuenta, de tal manera de que cuando las chicas supieron que nadie nos estaría escuchando (que ellas supieran), empezaron con el interrogatorio. Antes, me sacaba de quicio esa parte, ahora la echaba tanto de menos que no me iba a quejar.
-Que calladito te lo tenías.-dijo Annie.
-¿Qué me tenía calladito?
-Pues tía ¿que va a ser? Lo tuyo con Dylan, ya me gustaría estar a mí en tu lugar.
-Haber, todas las chicas nos quedamos pasmadas el primer día al verle, y tu no, ¿y con quien se queda? Contigo.- respondió Emily.
-Bueno, no las hagas caso, que nos alegramos mucho por vosotros. Estaba visto que ibais a acabar juntos.- dijo Zoe.
-No, podría haber acabado conmigo perfectamente, seguro que seríamos una pareja estupenda.- comentó Annie. Todas reímos ante su comentario. Annie no se rendía fácilmente, cuando quería algo normalmente lo conseguía, pero para ella la amistad estaba por encima de eso, aunque no significaba que fuera a perder la esperanza.
-A lo mejor todavía no es tarde, quién sabe…-dije yo. Pero justo en ese momento apareció Dylan detrás de mí y me agarró la cintura.
-Creo que si que es tarde, no creo que haga falta que te lo vuelva a explicar.
-No estaría mal…
-Dejar los momentos románticos para vuestra intimidad, que Annie se pone celosa.
-¿Yo? Que va.- Dijo con tono de enfado, por el que todos nos reímos.
-Bueno parejita os dejamos, vamos a felicitar a tu hermana.
Pero no nos quedamos solos por mucho más tiempo.
-¡Felicidades!- dijo Alan abrazándome. Pero Dylan seguía a mi lado, y yo sabía que no le hacía mucha gracia, así que me aparte cuidando de no apartarme lo suficientemente pronto para herir los sentimientos de Alan.
-Gracias. Bueno, creo que no os e presentado todavía… Dylan, este es Alan, Alan este es Dylan, mi novio.
-Encantado.- dijo Dylan tendiéndole la mano. Este se la estrechó fuertemente, pero su cara cambió, ya no estaba tan alegre como antes.
-Lo mismo digo. Bueno Allison voy a ver si ayudo a Olivia. Adiós.
-Adiós…
-No ha ido tan mal…-susurré cuando se hubo alejado- No esperaba que montases un numerito ni nada por el estilo, pero se que no te cae bien.
-Allison, no le conozco, por eso no se si me cae bien o no, parece un buen chico de hecho, simplemente me pongo celoso, no voy a decir sin motivos porque esto… te besó, pero eso no puedo remediarlo ahora. Pero bueno, dejemos de hablar de esto, que es tu cumpleaños, y toca daros los regalos.-dijo conduciéndome a la mesa donde también estaba sentada Margot.
-No hacía falta…
-¿Qué es un cumpleaños sin regalos?
Me senté en la silla que había al lado de Margot y todos se fueron a por sus regalos.
-¿Qué tal te lo estás pasando?- me preguntó Margot.
-Bien ¿y tú?
-Bien también. Me e enterado de lo del encuentro entre Dylan y Alan… Sabías que tenía que pasar.
-Sí, al fin y al cabo no a sido tan malo.
-¡Primero los nuestros!-gritaron Olivia, Elisabeth, Nicole, Alan e Iker, interrumpiendonos, cargando con unos paquetes que eran casi igual de altos que ellos.-Me parece que esto no vamos a poder subíroslo a la mesa.
Nos levantamos y abrimos los paquetes gigantes. El mío era un oso panda gigante, y el de Margot un pingüino del mismo tamaño.
-¡Me encanta!-gritamos las dos a la vez.
-Ahora nos toca a nosotras- dijeron Zoe, Emily y Annie.- Abrimos los paquetes y en ambos había un collar con un corazón que se podía abrir. Lo abrimos y encontramos una foto de todos nuestros amigos.
-Es precioso.- susurré. Después de sacarlo de la cajita nos lo pusieron.
-Bueno creo que ya nos toca a nosotros.- dijeron Dylan y Marcos tendiéndonos una caja pequeñita a cada una.
-Te dije que o hacía falta que te gastases nada.- le dije a Dylan
-Y yo te dije que si que hacía falta.- Abrí el paquete y dentó había una pulsera de plata preciosa en la que ponía “Te quiero, no lo olvides”.
-Es… es preciosa, me encanta. No quiero que tampoco tú lo olvides.
-No lo haré.- Y me besó delante de todo el mundo. Lo que no sabíamos hasta que nos separamos fue que Margot y Marcos también tuvieron su escena sentimental delante de todos.
-Bueno, ¡ahora hay que soplar las velas!- dijo Olivia con ilusión mientras encendía las velas de las dos tartas de chocolate pequeñas que había en la mesa. Antes de soplar, pedimos un deseo. Nunca había creído mucho en eso, pero decidí pedirlo. Cuando soplamos todos aplaudieron y fueron cortando trocitos de tarta.
-¿Qué te regaló a ti Dylan?- me preguntó Margot mientras no comíamos un trozo de tarta.
-Esto- dije enseñándole la pulsera.- ¿Y a ti?
-Es muy bonita. A mi me a regalado esto.- dijo quitándose un anillo en el que ponía “Siempre juntos”.
-Qué bonito.
Cuando me terminé la tarta me fui al rincón donde estaban las chicas.
-Chicas, muchísimas gracias por todo, enserio no se como agradeceros que hayáis organizado esto, que hayáis venido…
-No tienes nada que agradecer, ¿de verdad pensabas que íbamos a perdernos tu cumpleaños?- dijo Emily.
-¿Puedo hablar un momento a solas con Allison por favor?- dijo Zoe. Las chicas asintieron y se fueron dejándonos solas en ese rincón.-Bueno no puedo pedir más soledad, aunque se que la mayoría de las personas de esta sala nos escuchan, pero necesitaba hablar contigo.
-¿Cómo…?
-Shhh- me interrumpió- déjame terminar. Quería pedirte disculpas por todo en persona. Porque Dylan solo quiere lo mejor para ti, no debí de juzgarlo así a simple vista, él de verdad te quiere, no lo dejes escapar. Y las advertencias sobre salir de la ciudad… me equivoqué en todo. Lo siento.
-No, eso no es verdad. El collar, ¿cómo sabías lo que yo era? Cuando me lo quitaron… Sabías que lo necesitaba, ¿por qué?
-Yo…- Pero no pudo continuar, en ese momento vimos como un montón de gente aparentemente normal tiraba la puerta de la casa abajo. Entraron, pero no podíamos huir a ningún lado, la gente bloqueaba la puerta. Busqué a Dylan, a Margot y a mis amigos con desesperación. Dylan intentaba luchar contra alguien, no con demasiada suerte, puesto que esta persona lo agarró del cuello y Dylan quedó paralizado.
-¡Noooooooooo!-grité yo. Al parecer había conseguido pasar desapercibida hasta ese momento. Descubrí como Diego estaba allí en medio de la lucha, pero no de nuestro bando, si no del contrario. Él vino hacia mí, pero yo no podía huir, me agarró por el brazo y me quedé paralizada en ese momento.
-Kyle, Tom, cogerla, no durará mucho, ya sabéis que hacer.- les dijo. Esas palabras me causaron miedo, pero no más que el que tenía al mirar a mí alrededor. No podía sentir la presión de los dos hombres que me agarraron los brazos, no podía sentir mi cuerpo, no podía protestar ni gritar. Busqué a Dylan con la mirada, y le vi agarrado como estaba yo, por dos hombres. Nuestras miradas se cruzaron y vi su preocupación en sus ojos. Miré a mí alrededor, y vi como todos iban cayendo al suelo. Solo quedaba Zoe, que intentó inmovilizar con quien estaba luchando. Pero él venció y Zoe acabó como todos nosotros, inmovilizada, tirada en el suelo, y sin poder hacer nada. Veía como se iban llevando a todos arrastras, incluso a Dylan que antes habían tenido agarrado, ahora le tenían en el suelo inmóvil, como todos los demás. Iba recuperando el dominio de mi cuerpo, pero los dos hombres que me sostenían se dieron cuenta. No se que iban ha hacer, cuando oí las palabras de Diego.
-Los necesito vivos, tener cuidado.
Y yo fui perdiendo la consciencia poco a poco. Mi pesadilla se estaba cumpliendo.

martes, 14 de diciembre de 2010

Elección Capítulo 22

La mayoría de la gente se levanta emocionada el día de mi cumpleaños, pero a mi sin embargo me resultaba bastante indiferente el día de hoy, es más, un impedimento para no poder estar con Dylan hoy mismo. Se supone que alguien en su cumpleaños hace lo que quiere, porque es su día, pero yo en realidad estaba intentando estar con Margot el día de su cumpleaños. Me hubiese ido hoy mismo de no ser por ella, se que lo hizo con la mejor de sus intenciones, y que en realidad la hubiera dado igual si hubiera decidido irme hoy mismo, pero en el fondo, se sentiría mal. Así que me desperté pensando en que el día acabase pronto para mañana coger el primer vuelo que saliera. Me levanté de la cama, y me encontré en la mesita de noche un sobre que llevaba mi nombre puesto. Lo abrí y empecé a leer.
“Te espero en el lago a las 12:00, se puntual.”
Y no había nada más. ¿De quién era? No lo sabía, pero debía ir si quería averiguarlo. Dejé la nota en la mesilla y bajé a la cocina, donde, con total seguridad estaría Margot.
-¡Felicidades!- dijimos a la vez, como hacíamos cada año.
-¿Qué tal has dormido? Recuerda que hoy hay fiesta.
-Bien, estoy deseando que pase ya este día.
-¿Por qué? Es nuestro cumpleaños.
-Porque mañana me voy a coger un vuelo para ver a Dylan.
-Bueno al menos disfruta del día ¿vale? Una no cumple 18 años todos los días.
Desayunamos y yo me subí a prepararme para ir al lago si quería ser puntual. La duda de quién podía ser me comía por dentro, no me gustaba la intriga, y aunque no me daba muy buena espina, sabía que tenía que ir. Iba a salir a la calle, cuando vi a Margot que también iba a salir.
-¿Te vas?
-Sí, Olivia ha planeado que me vaya con Marcos toda la mañana para ella así poder preparar la casa para la fiesta. ¿Y tú dónde vas?
-¿La nota ha sido suya?
-¿Qué nota?
-Nada déjalo, me voy al lago, no se si volveré antes de la cuenta.
-No creo que Olivia te deje, bueno, luego nos vemos.
-Adiós.
Bueno, el día de cumpleaños junto a Margot no estaba pasando como esperaba, pero probablemente era esa la clave, nada sucedía como yo me esperaba, siempre había alguna sorpresa escondida por alguna parte, ya fuera mala o buena. Llegué al lago con el tiempo justo, pero no había nadie. Me quedé allí de pie mirando al lago, esperando a quien escribió la nota, que de un momento a otro debía de aparecer. Empecé a oír pisadas, y me replanteé si venir había sido lo mejor. El corazón me latía con fuerza por el miedo y la duda. De repente alguien me agarró por la cintura.
-Felicidades-me susurró al oído. No hacía falta que me girase para ver su cara, sabía perfectamente quien era con solo oír su voz. Así que me giré y le abracé con todas mis fuerzas.
-Te he echado tanto de menos…-le susurré
-Y yo a ti.
-Te dije que no vinieras, mañana iba a coger un vuelo hacia allí yo, no quiero que te gastes dinero en venir a verme.
-Pero yo si quiero. Te echaba muchísimo de menos, no puedo estar separado de ti tanto tiempo, te necesitaba.
-Eso no es justificación, tú ya has venido aquí dos veces y yo no, lo justo sería que yo fuera.
-¿Y que importa lo justo si podemos volver a estar juntos?
-Llevas razón.- Y le besé como si nada más me importase en ese momento que él, que siguió el beso encantado.
-Entonces vendrás a la fiesta ¿no? No me gustaría que te perdieras mi 18 cumpleaños.
-Por nada del mundo me lo perdería. Además te e traído un regalo.
-No hacía falta que te gastaras más dinero.
-Si que hacía falta, es tu cumpleaños.
-Bueno, ¿nos vamos a casa?
-No, podríamos quedarnos aquí…
-¿Por qué?
-Porque Olivia esta preparando la fiesta, y yo quería ayudar de alguna forma, así que me dijo que te sacara de casa.
-¿Qué? ¿Sabe que has venido?
-Yo ya tenía pensado venir para tu cumpleaños, pero ella me llamó hace un par de semanas diciéndome que viniera.
-Siempre soy la última en enterarme de todo…
-No, Margot tampoco lo sabe.
-¿Esta vez también era una sorpresa?
-Sí. Bueno si quieres ir a algún sitio más calentito porque no vamos a la cafetería de la última vez?
-No se si es muy buena idea…
-¿Por qué?
-Seguro que Alan estará allí.
-Pues perfecto, así le conoceré.
-¿No… no te molesta?
-Haber Allison… no se como explicártelo. Sí, todavía estoy celoso de él, pero no quiero impedir que tengas amigos aquí, no quiero que hagas sacrificios por mi. Si es tu amigo lo aceptó.-sabía el esfuerzo que le costaba decirme esto, pero lo hacía por mi, costase lo que costase.
-No se que he hecho para merecerte.
-Ser tú.- Y nos volvimos a besar. De verdad le había echado mucho de menos, ojala este momento durara eternamente y no se tuviera que marchar, o yo me pudiera ir con él. De repente oímos un carraspeo de garganta. Nos separamos y me giré para ver quien estaba detrás.
-¿Cuándo me pensabas contar que estabas aquí?- preguntó Margot a Dylan. Al parecer había dejado su antiguo amor por él a un lado para ser simplemente su amiga, y eso me alegraba.
-¡Felicidades!- dijo Dylan abrazándola.
-No te intentes escaquear y responde.-respondió alejándose.
-Era una sorpresa, no solo para Allison claro. Además, Olivia me dijo que no os contase nada si quería mantener a Allison fuera de la casa.
-Estando tú aquí dudo que se quisiera alejar de tu lado. Y bueno…¿ hasta que hora nos tenéis que tener prisioneras?- preguntó Margot.
-Por mí que sea todo el tiempo que ellos quieran.-dije mirando a Dylan.
-Si fuera así creo que no os soltaríamos nunca ¿verdad Marcos?- y Marcos asintió mirando a Margot.-Pero no es así, después de comer tenemos que ir a la fiesta.
-De verdad que no tengo ganas de ir.- dije
-Va a ser divertido ya verás.-me dijo Margot.- Se que preferirías estar a solas con Dylan el día de tu cumpleaños, pero debes estar en la fiesta.
-Lo se, tampoco quiero defraudar a Olivia.
-Bueno, ¿que tal si vamos a la cafetería y coméis algo?
-Vale.- dijimos las dos.
Nos comimos una hamburguesa y estuvimos dando una vuelta para hacer tiempo, puesto que los chicos no querían acercarse a nuestra casa, lo que a Margot a mi nos indicó que no sería una fiesta discreta precisamente. Pasado un rato, los chicos dijeron que ya estaría todo listo y debíamos volver.
La casa estaba totalmente decorada por fuera, con luces y adornos. Habían puesto una pancarta en la puerta en la que ponía felicidades. Entramos, y me quedé parada al ver quienes estaban dentro.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Reseña: The Host (La huésped)


Título: The Host (La huésped)
Autora: Stephenie Meyer
Año: 2010
Editorial: Suma de letras
Sinopsis: Warender es una alienígena invasora de cuerpos y ha llegado a la Tierra junto con otras "almas" para cumplir con su misión. Pero su anfitriona, Melanie Stryder, se resiste a abandonar su cuerpo sin oponer resistencia. Dos seres de dos especies diferentes que comparten un mismo cuerpo pero por desgracia para ellas también un mismo corazón. Los recuerdos de la vida de Melanie hacen que Warender se enamore del mismo hombre que ella, Jared, convirtiendo su relación en el primer triángulo amoroso que sólo implica a dos cuerpos.
Nota de la autora: "A pesar del género, THE HOST es una historia muy humana. No hay pistolas de rayos, ni agujeros negros, ni naves espaciales,(...) ni otro montón de claves del género. Todo tiene lugar en el planeta Tierra en el día de hoy y es, ante todo, una historia de amor".
Opinión personal: Este libro a mi personalmente me gustó mucho, porque no es algo de lo que se escriba habitualmente, a parte de ser completamente diferente a las historias de alienígenas conocidas. Demuestra que no todo lo desconocido tiene que ser malo, el miedo de las personas ante ello y como cambian. Todo esto aparte de vivir una historia de amor completa y el debate interno entre dos personas opuestas.
Valoración:

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Elección Capítulo 21

Esa mañana cuando me desperté no fue precisamente por el despertador. Lo que me despertó fue el sonido de la tostadora, ¿cómo podía oír aquello? Al minuto sonó el despertador, y lo noté más fuerte que de costumbre, algo que no era normal. Me levanté de la cama para bajar a desayunar y comí más que ningún día, pero para mi sorpresa, seguía teniendo hambre. Fui al instituto esta vez sin la compañía de Alan. Llegué a la primera clase, y volví a sentir esa sensación tan rara que me asaltó aquella vez que casi mato a Emily, sed. Me llevé la mano al cuello, buscando mi colgante, pero no estaba. No podría resistir mucho más tiempo allí sin sentir la necesidad de matar a quién estuviera allí, así que pedí permiso para ir al baño, me debieron de ver muy mala cara, porque me dejaron ir. Una vez allí me lave la cara con agua y me senté en el suelo. ¿Y ahora que hacía? La última vez que me ocurrió esto, Dylan me sacó de allí, pero ahora estaba sola, tenía que llamar a Dylan. Probablemente estaría en clase, no quería arriesgarme a que le quitaran el móvil, entonces todo estaría perdido, así que le mandé un mensaje:
“Dylan, me han quitado el collar, estoy en el baño del instituto y no se que hacer. Ayúdame”
A los pocos minutos, obtuve respuesta:
“Tienes que salir de allí, avisa a Margot, llega a clase, te preguntarán que si estás mejor, tu dirás que no y te mandarán a casa. Es lo único que puedes hacer ahora.”
Así que hice lo que me dijo Dylan, no hizo falta fingir mucho, la profesora mandó que Margot me acompañase a casa y problema resuelto, de momento.
-¿Qué te pasa?- preguntó Margot de camino a casa.
-Mi collar, no está.
-Vale, comprendo, ¿has llamado a Dylan?
-Le mandé un mensaje, fue el que me dijo que saliera del instituto, se que se preocupará, vendrá aquí otra vez y no quiero que se gaste más dinero en venir a verme, si no aparece le diré que lo he encontrado.
-Allison eso no está bien, se preocupa por ti, no creo que lo mejor sea mentirle.
-¿Y qué hago? No quiero que se gaste más dinero en mí, y se que vendrá si sabe que no lo encuentro.
-Bueno, ya lo pensaremos, vete a tu habitación, tengo que volver al instituto, luego nos vemos.
-Vale.
Subí a mi habitación, intentado matar el tiempo me puse a leer, hasta que recibí una llamada de Dylan.
-Hola.
-Hola, ¿qué tal te encuentras?
-Ahora mejor, si no encontrara el collar… ¿que debería hacer?
-No creo que puedas cazar animales, tendrías que ir al hospital a por bolsas de sangre. Pero de momento no tomes nada, no se las consecuencias que puede tener eso cuando encuentres el collar, y tampoco se hasta que punto te transformas. Tengo que ir allí.
-No Dylan, no te voy a consentir que te gastes más dinero para venir a verme. Seguro que lo voy a encontrar, lo buscaré por la habitación, a lo mejor está por aquí tirado y no lo e visto.
-Si no lo encuentras iré.
-No, no vendrás. Voy a buscarlo, luego hablamos. Te quiero.
-Y yo. Adiós.
Busqué el colgante por toda la habitación, pero no apareció. Miré por toda la casa, y tampoco. De momento iba a tener que resistir. Margot llegó del instituto y nos comimos la comida que había preparado yo antes, pero la comida no me llenaba lo suficiente, necesitaba sangre. Aquella tarde Margot decidió que lo mejor para todos sería que fuera ella a trabajar por mí. Me dormí pronto, esperando que al día siguiente esto estuviera solucionado y volviera a tener mi collar. Pero el día siguiente me volví a quedar en casa y volví a buscar el collar, pero no apareció. Y así me tire 1 semana entera. Cada día me encontraba más débil, la comida no me bastaba, pero tenía miedo de las consecuencias si probaba la sangre. Dylan me llamaba cada día, y me mostraba su preocupación. Pensé que lo mejor era decirle que lo había encontrado, pero Margot le diría la verdad, y no quería volver a discutir con él. El supuesto cambio estaba prácticamente suprimido, ya no oía cosas que no debería de escuchar, y esto preocupó a Dylan, que insistía en venir. Pero la semana siguiente esto cambió. Me levanté para ir a desayunar volver a la cama, como llevaba haciendo toda la semana, pero al bajar el escalón vi algo brillante y lo cogí. Era mi collar, ¿qué hacía aquí? Estaba segura de haberme registrado toda la casa cada día de la semana, ya había pensado en que alguien me lo había robado, pero ¿porque me lo devolvía? Ahora estas preguntas eran lo de menos, me puse el collar y baje.
-Buenos días, ¿sigues igual?- me preguntó Margot, como todas las mañanas desde que perdí el collar.
-Buenos días. Lo he encontrado bajando las escaleras.-dije enseñándola el collar.
-Pero… te registraste toda la casa, ¿qué hacía allí?
-No lo se, es lo de menos ahora.
-Sí, lo importante es que estás bien. Me estabas preocupando, creo que deberías haber tomado sangre.
-¿Y que consecuencias me podría traer aquello? Creo que e hecho bien esperando.
-Puede, pero has tenido a Dylan muy preocupado, deberías llamarle.
-Iba ha hacerlo.
Cogí el móvil, llamé a Dylan y le dije lo del collar, que parecía haberle quitado su preocupación. Cuando terminé Margot me miró con cara expectante.
-¿Qué pasa? Ya has oído toda la conversación, no hace falta que te la vuelva a repetir.
-¿No olvidas algo?
-¿El que iba a olvidar?
-Nuestro cumpleaños, falta un mes.
-No lo había olvidado, ¿a qué viene ahora?
-A que vamos a celebrar una fiesta aquí en casa, aprovechando que has encontrado tu collar y que ya no vas a matar a nadie. No acepto un no, porque también es mi cumpleaños.
-¿Y a quién vamos a invitar?
-Pues a la gente de aquí, y a tus otros amigos por supuesto.
-No les quiero hacer pagar un avión, ya iré yo a celebrarlo con ellos.
-Está bien.
-Pensaba que ibas a decir algo en contra.
-No tengo nada que decir, también es tu cumpleaños.
Margot también insistió en celebrar la navidad, una navidad que me recordó bastante a mis padres, a cuando todos estábamos juntos y adornábamos nuestra casa entre todos. Estaba segura de que Margot sentía lo mismo que yo en esos momentos, pero esperaba que así estuviera más feliz, y menos triste por haber tenido que abandonar nuestra antigua casa.
Pasada la navidad, solo quedaban dos semanas para nuestro cumpleaños, y dos semanas para la fiesta que estábamos organizando. Margot y yo nos habíamos repartido el trabajo de la cafetería, para así tener cada una tiempo libre. Ella empleaba su tiempo libre en estar con Marcos, sin embargo yo no podía estar con Dylan, así que le llamaba o salía con Olivia, que se había convertido en una de las grandes organizadoras de la fiesta por voluntad propia, haciendo que Margot y yo no tuviéramos nada que hacer. Ya le dije a Dylan lo de la fiesta, y que iría allí para celebrarlo con él, pero no pareció oponerse a la idea, cosa muy rara en él, que hubiera insistido en venir. Así que sin darme cuenta faltaba un día para mi cumpleaños, y esa noche dormí, pensando en mi reencuentro con Dylan después de mi cumpleaños.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Elección Capítulo 20

El día siguiente tampoco fue espectacular. En el instituto ninguna novedad, todo tan monótono como casi siempre. El trabajo se me dio igual de mal, o peor si cabe, pero la cafetería se había ganado un nuevo cliente para el resto del tiempo que estuviera yo trabajando allí, Alan. Ese día, tal como dijo su hermano Diego, fue, se tomó un batido de chocolate, e insistió en acompañarme a casa cuando terminó mi turno. Y eso estuvo haciendo durante toda la semana, ir todos los días y acompañarme a casa cuando salía del trabajo, un día que ya estaba harta de esta situación decidí desahogarme con Margot.
-Enserio, ya no puedo más. No quiero que se haga ilusiones, sabe que tengo novio y sigue insistiendo.
-¿De que me hablas?- me preguntó Margot.
-De Alan, desde que su hermano le dijo que trabajaba en la cafetería va todos los días sin excepción, y me acompaña a casa. Pensé que solo serían unos días, pero ya lleva una semana.
-Espera un momento, ¿Alan tiene un hermano?
-Sí, Diego, es mi jefe por así decirlo.
-Bien, ¿y como que te lleva acompañando a casa una semana?
-No lo se, insiste, le digo que no, pero no se me otra ruta para llegar, así que al final acaba viniendo a mi lado.
-Supongo que esto que no me has contado en esta semana no lo sabe tampoco Dylan ¿no?
-No, no lo sabe, ¿cómo crees que se pondría si se lo contara?, le intento mencionar lo menos posible a Alan porque no le sienta bien, se pone celoso, intenta disimularlo, pero se le da muy mal, no quiero que se torture más.
-¿Y te lo has estado callando todo este tiempo, para que no se lo contara?
-No es eso, no me pareció nada importante, solo es un amigo, pero parece que él no me ve así, y no quiero que se haga ilusiones.
-Bueno pues no tienes nada más que hacer que decírselo mañana cuando vaya a verte, puede que lo entienda.
-Eso espero.
A la mañana siguiente decidí decírselo, cuando salimos del instituto, el siempre nos acompañaba a Margot y a mi, pero solo por que le pillaba de camino. Cuando llegamos a mi casa Margot abrió la puerta entró y la dejó así para que pasara. Iba a subir las escaleras, cuando Alan me cogió del brazo.
-Tengo que hablar contigo un momento a solas.
-Yo también quería decirte algo. Empieza tú.- pero enseguida me arrepentí de haber dicho que empezara, esto iba a tomar muy mal rumbo.
-Allison, creo que no te has dado cuenta aún, pero me importas mucho, yo…- no hicieron falta sus palabras, se acercó aceleradamente a mí y me besó. Me pilló por sorpresa y no podía reaccionar, me quedé paralizada, sin saber que hacer. Al rato, viendo que no ponía de mi parte se alejó. En su cara había impaciencia por saber mi respuesta. No respondí, el ya debía de saber que solo lo veía como un amigo, así que subí las escaleras, entre en mi casa y cerré la puerta. Margot bajó de la escalera, y al parecer, había oído toda la conversación.
-No puede ser… te… te ha…
-Besado, sí.
-¿Por qué no le has respondido?
-No lo se, él sabe que le veo como una amigo, sabe que tengo novio.
-Pero no va a perder la esperanza, tienes que decírselo.
Comimos tranquilamente, y me subí a mi habitación. Estaba haciendo los deberes cuando oí el teléfono, la llamada que esperaba todos los días con ilusión, pero a pesar de ser él, decidí no responder. ¿Qué le iba a decir? Si se enteraba, se iba a poner hecho una furia, primero debería dejar las cosas claras a Alan, luego se lo contaría. Fui de camino al trabajo, y antes de tiempo estaba Alan allí sentado, en la mesa de siempre. Se le veía ilusionado, quizás tomó mi reacción como sentimiento mutuo, cuándo saliera, se lo explicaría, de momento, era mejor evitarle.
-Oye Emma, ¿puedes atender tú hoy a Alan?
-Pero…
-Por favor.
-Está bien…
-Gracias.
Y así me libre de Alan durante todo mi turno, pero el no se movió de su asiento hasta unos minutos antes de que terminara mi turno. Pensé que cansado de esperar se habría ido, pero cuando salí por la puerta, seguía allí, esperándome, sentado en la roca en la que se apoyó Dylan cuando estuvo aquí. Intenté pasar de largo, pero me agarró del brazo, me paré y me solté.
-¿Por qué me evitas?
-Porque… Alan, yo no siento lo mismo, no quería que te hicieras ilusiones, pero aún así parece que te las has hecho…Yo tengo novio, y le quiero a él.- su anterior cara de satisfacción se borró con mis palabras.
-Entonces…
-No estoy enamorada de ti Alan, yo… solo te veo como un amigo.
-Vale… pues aclarado… al menos seguimos siendo amigos ¿no?
-Claro.
Y esta vez ya no me acompañó a casa, y sentí un poco de alivio, ahora le debía una explicación a Dylan. Llegué a casa y nada más llegar Margot ya me estaba preguntando.
-¿Qué tal ha ido?
-Parece que lo entiende, espero que sea así.
-Dylan está muy preocupado, a estado llamando porque antes no le cogiste el teléfono. No quiere parecer pesado, por eso no te llama a ti, simplemente esta preocupado. No le he dicho nada de lo que a pasado, esperaba que lo hicieras tú.
-Perfecto, bueno… voy a llamarle y a explicarle todo.
Subí a mi habitación cogí el móvil y llamé a Dylan. Lo cogió al primer toque.
-Hola.- dije.
-Hola. ¿Porque no me cogiste la llamada antes? Estaba muy preocupado.
-Lo sé y… lo siento.-dije con miedo en la voz
-¿Qué a pasado?
-Yo…Por favor prométeme que no te cabrearás, no quiero hacerte sentir mal, pero creo que lo debes de saber.
-Te lo prometo, pero cuéntamelo, me estás asustando.
-Haber… Alan tiene un hermano, que es mi jefe, y él le dijo que trabajaba en la cafetería. Alan iba todos los días hasta allí y me acompañaba a casa, al principio pensé que solo serían un par de días, pero pasada una semana pensé que se estaba haciendo ilusiones, que yo podría sentir algo por él, pero no es así. Iba a decirle lo que sentía, cuando… me besó. No sabía que hacer, así que me metí en mi casa, y por la tarde, a parte de evitarle, le dije que no quería nada con él, que yo te quería a ti. Y… esta es la historia- pero Dylan no respondía, sabía que no era buena idea contárselo, me puse a llorar y a parlotear, como si así pudiera hacer algo por él.- Yo… comprendo que te sientas celoso, porque yo también lo estoy, no debí decirte que no te preocupases, debías hacerlo, las relaciones a distancia no son fáciles, pero yo te quiero, y no quiero que los celos lo arruinen, por eso…- pero Dylan reaccionó y no pude continuar.
-Tranquila Allison, tranquilízate y no llores. No estoy enfadado, al menos no contigo, no tienes la culpa. Pero hay una cosa… ¿cómo es que sientes celos? ¿De quién?
-Pues… de todas, el día que llegaste todas querían sentarse a tu lado, conocerte… y yo ese día no hice más que ser borde contigo, y ahora resulta que lo que esas chicas querían, lo tengo yo, pero ellas lo siguen queriendo, y yo estoy lejos, no puedo hacer nada para que no te vayas con ellas, y… si decidieras irte con alguna de ellas lo aceptaría porque te quiero, pero en el fondo, no te mostraría lo mucho que me molesta.
-¿Crees que algún día te dejaría por una de esas chicas? No te voy a dejar, yo solo te quiero a ti. Pero si tú decidieras irte con Alan ahora mismo, lo entendería, haría lo mismo que hubieras hecho tú. Sabía que algún día pasaría lo de Alan, pero no estoy cabreado. Se que tenías miedo a contarlo por eso, no tengas miedo a contarme nada, nunca. Pero por favor, no llores, no quiero que estés mal por mi culpa.
-Yo tampoco quiero que estés mal, por eso no te lo quería decir, se lo que te molesta que te saque el tema, y era ese mi miedo. Yo nunca te dejaría Dylan.
-Yo tampoco. Bueno, descansa, tienes que estar agotada, mañana hablamos. Te quiero.
-Y yo a ti.
Colgué, me metí en la cama y enseguida caí rendida por el cansancio, había sido un día muy largo.

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